miércoles, 25 de noviembre de 2009

Historia de un aguardo


Buff! LLego tarde a la postura.
Creo que otra vez me la va a jugar este cochino que tantas noches llevo detras de el.
En la anterior Luna, ya estube cerca de jugarsela, pero no quiso el puñetero entrar en plaza y esa jugada no ha echo nada mas, que acrecentar mis ganas de darle caza a tan astuto ejemplar.
Son las 11 de la noche del 1 de Abril de 2005, el termometro marcaba -2 grados cuando deje el coche, intuyo que la temperatura a debido de caer algo mas.
No va a poder ser, este bicho es muy astuto y otra vez me va a dejar con la miel en los labios.
Esperare unos 15 minutos y dare por terminada la espera.
Creo, que no acababa de plantearme esto, cuando un leve chasquido de una rama al otro lado del rio me puso en alerta.
¿Sera este mi invitado, o sera otro animal de la noche?
Ahora si, confirmo que es un cochino, lo escucho perfectamente bañarse en el rio.
Pero ¿Sera a quien espero? o ¿sera otro animal de menor porte?.
Pasan unos minutos, el frio y el posible lance , hacen que mis piernas tiemblen.
Debieron de pasar unos minutos ,que me parecieron horas y el cochino despues de su baño escuchaba y olia todo lo que el aire y el silencio le quisieron contar. No debio de contarle nada y confiado se dejo ver a unos 50 metros de mi posicion.
Madre mia que cochino! Nunca habia visto nada igual. Un cochino enorme se paseaba ante mi ,
sin apenas hacer ruido alguno .
Debia de dar por finalizado el lance, pero las piernas me temblaban de frio , de miedo, o que se yo.
Despacito, quite el seguro del rifle y fui levantando el arma todo lo seguro y en silencio que los nervios me dejaban, en unos segundos, estaba intentando meter el cochino en la cruz, pero la mala calidad del visor, la niebla y los nervios no me dejaban centrarle la cruz en la paleta.
Finalmente y en un ejercicio de autocontrol, deje reposar la cruz del visor y despacito fui oprimiendo el gatillo.
El disparo me sorprendio, rapidamente solte el rifle y busque los prismaticos.
El cuerpo del cochino yacia en el suelo y con sus ultimos estertores, me entro ese sentimiento de culpa y a la vez de alegria, que todos los que cazamos hemos sentido alguna vez.
Reconozco, que alguna lagrima se me escapo. Habian sido meses detras de el, un bravo jabali de mas de 100 kilos de peso y con una boca bonita, que guardo en la pared de mi casa y en mi memoria para siempre.

1 comentario:

  1. Enhorabuena, me has trasladado al frío, al campo, a la noche y a la busqueda del codiciado cochino. he oido el disparo y me ha sorprendido al igual que a tí. Gracias por tu tiempo. Un abrazo, Paco

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